Desde niña, la pintura ha sido parte fundamental de mi vida. Como cualquier infante, el primer acercamiento fue a través de la exploración. Nos conocimos jugando, y en el cuento se fue transformando en un refugio en momentos difíciles, un espacio de calma y re-creación donde el caos se moviliza creativamente. En ese proceso, emergían formas inesperadas o simplemente se abría un espacio amoroso e incondicional, donde podía expresarse lo más profundo y desconocido sin restricciones. Fue en ese pasado, misterioso y aún presente, pero renovado, donde comprendí que el arte, como un amigo sincero, puede ser un compañero inseparable e innegociable.

El latido del corazón me llevó a explorar el teatro y la psicología, especializándome en psicología clínica y en el ámbito educacional. La trayectoria profesional abarca la docencia universitaria, la educación, la convivencia escolar, la psicoterapia y la intervención cultural, aplicando arteterapia en diversos contextos.